Dime qué compras y te diré quién eres

Nuestros habitos de consumo pueden decir mucho de quienes somo, de lo que deseamos en la vida y pronosticar hacia dónde vamos.


Tu personalidad además de influir en tu interacción social, también influye en la manera de asumir tu economía. Desligarte de tu forma de ser a la hora de gastar, es una tarea imposible. La solución está en saber conocerte a ti mismo e identificar los detalles en los qué deberías trabajar a la hora de organizar tu capital. ¿Sabes si eres INVERSOR o solo eres MALGASTADOR?

La poca cultura de ahorro unida a la compleja vida que se vive en la actualidad, hace que muchas veces adoptemos hábitos económicos indebidos. Cambiamos el objetivo de VIVIR por el de SOBREVIVIR. Una decisión nefasta que termina pasándonos cuenta y nos transforma en esclavos del día a día.

¿Cómo saber si eres INVERSOR o MALGASTADOR?

Es momento de que sepas si realmente eres INVERSOR o simplemente eres MALGASTADOR. Dos palabras que, a pesar de estar relacionadas con el gasto, distan a leguas en sus significados. Veamos sus diferencias:

 

INVERSOR

El inversor está consciente de que es necesario asumir algunos sacrificios en aras del beneficio futuro. Vive convencido de que el uso de sus tarjetas de créditos debe ser limitado. Para él, tener dinero es una oportunidad de inversión y no solamente un medio de vida. Solo asume los gastos imprescindibles sin caer en excesos.  

Tiende a ahorrar hasta un 30% de sus ingresos para inversiones futuras. Destina un 40% a los gastos habituales de vida (corriente, renta, internet, alimentos, etc.). El resto lo utilizan en gatos personales (sin extremarse) y el pago de deudas contraídas.

También disfruta de la vida, pero sabe administrarse debidamente. Trabaja en garantizar un respaldo económico del que pueda sacar provecho en algún momento. Su proyecto de vida mira hacia el FUTURO.

 

MALGASTADOR

A diferencia del INVERSOR el MALGASTADOR siempre se encuentra presionado por sus deudas. A penas consiguen llegar a final de mes con algo de dinero. Antepone sus gastos personales muy por delante del ahorro económico. Se caracterizan por gastar más de lo que gana.

Estos individuos no tienen cultura de ahorro. El 40% de su salario lo destinan al pago de deudas contraídas. Utilizan un 40% al pago de los servicios habituales, y además, se las ingenian para gastar hasta un 40% en gastos personales. Llegan a despilfarrar en el mes más del 100% de su salario.

El malgastador gasta compulsivamente en ropa de marca, auto del año, salidas a cenar, celulares costosos y demás. Ignoran la importancia que el ahorro tiene para él y para quienes dependen de él. No tienen un proyecto de vida definido, solo viven el PRESENTE.

Como ves, el MALGASTADOR dista a miles de leguas del INVERSOR. El primero vive a la carrera, y en lugar de vivir, tiene que sobrevivir. El segundo es mucho más sensato, saca el máximo partido de su salario, y además de saber vivir, también trabaja tanto en su futuro propio, como en el futuro de quienes depende de él.

Recuerda, no importa la cantidad de ingresos que tengas. Todo depende de cómo lo administres y cómo consigas sacarle partido en tu beneficio. Entonces, ¿En qué gasta tú?     

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